¿Sabías que Hitler era adicto a las drogas?

Sí, este personaje tenía relación con dichas sustancias y por supuesto que repercutía en los ámbitos personal y político.

La derrota de Alemania en 1914 sumió al país en una postración económica que llevó a muchos al consumo de drogas. Sin leyes contra el abuso de sustancias, Alemania se convirtió así en la capital mundial de los narcóticos, produciendo el 80% de la cocaína refinada del mundo.


El propio Führer tuvo que acudir a este tipo de sustancias, pues aquejado por problemas estomacales probó varios estimulantes en 1936 antes de ponerse en manos de Theodor Morell, un reputado médico de la clase alta berlinesa. El doctor era especialista en recetar esteroides y sustancias psicoactivas de cosecha propia extraídos de órganos animales, y logró aliviar a Hitler con un cóctel de vitaminas e inyecciones de glucosa.

Anteponiendo el poder a la salud de su paciente, Theodor empezó pues a administrarle varios esteroides y opiáceos, que complementaba con hormonas extraídas de los genitales de cerdos y bueyes.

Pero sería el Eukodal la droga definitiva con la que conquistaría a un Führer cuyo cuerpo necesitaba más. El compuesto era nada menos que una mezcla de cocaína y opiáceos que actuaban como estimulante y calmante a la vez.

En 1944 las repetidas dosis de cocaína y opiáceos finalmente se cobraron su precio. Cuando el Eukodal dejó de hacerle efecto recurrió a las anfetaminas, por lo que apenas podía sostener nada en las manos a causa de los temblores derivados de la degeneración de su sistema nervioso.

Convertido en una ruina humana, encorvada y babeante a la que se le caían los dientes, Hitler despidió a su traficante el 17 de abril de 1955, poco antes de tomarse su dosis final: una pastilla de cianuro y un balazo en el cráneo.

Fuentes:

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/hitler-drogadicto-secreto-tercer-reich_20903#google_vignette

https://www.bbc.com/mundo/noticias-37631102

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