Descargar un juego en el teléfono o utilizar una consola portátil en un momento de aburrimiento es completamente normal, la mayoría de las personas lo hemos hecho en algún momento, aunque para otros esta actividad se convierte en una obsesión.
Fortnite ha adquirido popularidad en los últimos años, especialmente en niños mayores de 7 años. La facilidad para acceder a este juego es uno de los factores que más ha contribuído a su éxito.
Se divide en tres modos de juego:
- El primero se conoce como Battle Royale. Es gratuito, pueden jugar 100 personas al mismo tiempo y se desarrolla en un escenario con forma de isla.
- En el segundo, llamado Salvar el Mundo, se forman equipos de cuatro jugadores. Para poder acceder es necesario realizar un pago.
- Modo creativo es el último de estos niveles y como su nombre lo indica, permite a los usuarios construir su propia isla. Todo esto también requiere de pago.
No tener que pagar para acceder al primer modo de juego se debe a que fue diseñado para atraer nuevos jugadores y ha funcionado a la perfección, pues actualmente se tienen registrados 45 millones de usuarios activos y ganancias de 3 mil millones de dólares al año.
Los usuarios más jóvenes son también los más propensos a caer en una adicción al juego, como es el caso de una pequeña en Reino Unido. Sus profesores comenzaron a sospechar que algo sucedía, pues la niña se quedaba dormida en clase, sus calificaciones bajaron y se volvió más irritable.
En un principio sus padres atribuyeron este comportamiento a los cambios propios de la adolescencia, pero después de descubrir cargos en las tarjetas bancarias a nombre de Microsoft y que agrediera a su madre cuando intentó limitarle las horas de juego, confesó que pasaba las noches despierta jugando Fortnite; sus padres tomaron la decisión de enviarla a terapia para ayudarla a superar su adicción al juego.
Es una problemática que ha incrementado en los últimos años, tanto así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya considera a la adicción a los videojuegos como un trastorno.
Este no es el único caso, ni mucho menos el más alarmante. La manía por el juego ha desencadenado problemas en el desempeño escolar y laboral de sus usuarios, al igual que en las relaciones familiares y sociales, provocando incluso divorcios.
Uno de los casos más extremos es el de un joven de 17 años que se suicidó en 2018. La adicción a Fortnite lo llevó a caer en la delincuencia y drogadicción, terminando así con su vida.
La prohibición no es la mejor manera de evitar la adicción a estos juegos. Marcarle límites a los niños desde pequeños, enseñar a que aprendan a ejercer el autocontrol y las actividades físicas lejos de los dispositivos electrónicos es la clave para combatir estas conductas.
https://www.fundacionrecal.org/adiccion-tecnologia/fortnite-una-tormenta-que-amenaza-el-hogar/
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