Mar, arena y sol, los ingredientes perfectos para un verano inolvidable. En días de mucho estrés y preocupaciones nos encanta imaginarnos en la playa, escuchando las olas y sintiendo la arena entre los dedos.
Obviamente el protector solar no puede faltar, a menos que quieras parecer camarón. En caso de que seas un favorito de Dios y tu bronceado sólo se acentúe, déjame decirte que no hay nada como llegar de vacaciones y que todos admiren tu bronceado.

Es tan satisfactorio cerrar los ojos y sentir el sol, aunque sea por un momento. Todo es perfecto, hasta que recordamos el daño que hace, aunque siempre nos encontremos buscando un rayo.
Se ha demostrado que los rayos de sol estimulan la producción de endorfinas en la piel. Así es, la hormona de la felicidad y la que nos ayuda a aliviar el dolor viene con el astro rey.

Es aquí cuando entramos en un terreno peligroso porque la exposición excesiva puede causarnos serios problemas de salud, no importa lo bien que nos haga sentir. Incluso hay un estudio del King College de Londres en el que demuestran una predisposición genética de adicción al sol.
¡Imagínate! Desde que naces ya vienes programado con la necesidad de exponerte al sol.
Sin embargo, hay académicos, como el doctor Belin de la Universidad de Cambridge, que no concuerdan con el término de adicción, pues a su parecer si de verdad fuera una adicción habría casos de personas dejando todo sólo para tener acceso al sol.
Si lo vemos de una perspectiva bastante simple es posible que los rayos solares creen dependencia porque es algo que nos hace sentir felices. Por eso debemos tener cuidado, porque en estos tiempos ya nada es seguro y el calentamiento global es un hecho.

Fuentes:
https://www.65ymas.com/salud/adiccion-tomar-sol-puede-ser-genetica_19305_102.html
https://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/06/140620_salud_adiccion_tomar_sol_gtg
https://www.muyinteresante.es/salud/test/eres-adicto-al-sol-361598356754