En 2001 Argentina fue víctima de una crisis económica. El desempleo incrementó y dejó a más del 50% de la población en pobreza, y como resultado de estos tiempos difíciles nació una droga bastante adictiva conocida como “paco” o “basuco”.
Esta droga se extendió rápidamente por toda América Latina, afectando más a los países de Brasil, Colombia y, por supuesto, Argentina. A casi 20 años de su creación, el “paco” también ha llegado hasta Europa, encontrando su lugar en las comunidades marginales de España, Portugal e Italia.

Se le conoce como la droga de los pobres por su composición y bajo costo. Es elaborada con la pasta base de la cocaína y una mezcla de raticidas, queroseno y otras sustancias químicas. El resultado es un polvo amarillento de consistencia pastosa que cuando se consume produce euforia. Tiene un efecto de duración de 5 a 10 minutos. Es una de las drogas más peligrosas que existen pues genera rápida dependencia, además de ser bastante tóxica.
En Latinoamérica el consumo de esta droga ha resultado en una muerte por día. El “paco” afecta al sistema nervioso, puede causar pérdida de conocimiento y convulsiones. Entre otros de sus síntomas también está el aumento de la tensión arterial, la pérdida de peso, alteraciones en el ritmo cardíaco y los pulmones.
Al ser una droga que puede fumarse su ingesta puede ser de 50 a 100 veces en un solo día. Al principio de la adicción las personas siguen con su vida normal, es prácticamente indetectable. Sin embargo, una vez desarrollada la adicción es más difícil ocultarla. Una de las señales que delata su consumo excesivo es la falta de alimentación e higiene personal. También existe el síndrome disfórico de preconsumo, puede detectarse por el dolor abdominal, sudoración excesiva y la inquietud psicomotora. Aunque no todos los usuarios presentan este síndrome. Lo más recomendable es asistir al médico en caso de consumo.
Fuentes:
@SomosAdicción