Hay ciertas sustancias que hacen estas botanas algo que puede volverse adictivo; cómo dicen, a que no puedes comer sólo una.
Una vez más la neurociencia tiene la respuesta a porqué la botana se convierte en una adicción, los alimentos ultra procesados son los que más gustan y los que generan más dependencia como «la pizza (por el queso sobre todo), el chocolate (blancos y con leche), las patatas fritas de bolsa (llevan muchos potenciadores del sabor), las caseras también (aceite no reciclado, mucha grasa), los dulces, pasteles y magdalenas…»
Además del sabor y las sustancias que contienen, la manera en que se comen también produce placer en el cerebro, por ejemplo, está comprobado que a las personas les gusta el sonido del crujir cuando se come algo frito lo que genera que al abrir una bolsa de papas o comer pistachos sea algo placentero para el cerebro.
Mucho tiene que ver que desde la evolución del ser humano el cerebro pide al cuerpo comida grasosa, anteriormente era para soportar altas temperaturas o bien escasez de alimentos ahora es por placer y la activación de neurotransmisores como la dopamina. Comer comida chatarra puede ser un hábito que termine en adicción ya que en este proceso inciden el olfato, el oído, la vista y claro, las ganas por comer algo rápido y económico.
Lo cierto es que la adicción a la comida chatarra puede traer graves problemas a la salud, como la obesidad o terminar en algún tipo de cáncer debido a que los órganos trabajan más rápido y de manera anormal para deshacerse de las grasas saturadas.
Actualmente en diversos países se busca reducir su consumo sobre todo en menores de edad y subir el precio de este tipo de alimentos para evitar que se compren de manera constante.
Referencias:
somosadiccion.com 