Para las mujeres no sólo es un problema ser adictas, además cargan con un estigma que no les permite pedir ayuda y las obliga a cargar con sus problemas solas.
En los últimos años se ha visto un aumento de mujeres adictas a diversas sustancias, un hecho que anteriormente y por perspectiva social sólo se les atribuía a los hombres, sin embargo, esto ha cambiado y aunque el número de mujeres sube cada vez más, son muy pocas las que se atreven a pedir ayuda profesional.

En España un estudio realizado por la Asociación Valenciana para el Tratamiento de Adicciones (AVEX) determinó que sólo el 27% de las personas que ingresan a pedir ayuda para luchar contra sus adicciones son mujeres, la edad también ha ido variando y ahora se sabe que en promedio estas mujeres suelen tener un rango de edad entre los 30 y los 39 años, mientras la gran mayoría tienen estudios medios.
Cabe resaltar que el promedio de dichas mujeres consume alcohol, aunque la adicción a los hipnosedantes también va en aumento, en el año 2000 el porcentaje era del 6.7% y ahora es del 14.7%.

Desafortunadamente los estereotipos de género han sido factor para que las mujeres con adicciones sean excluidas de sus familias, pues ese no es el comportamiento adecuado para una mujer, mientras que en el caso de los hombres es mucho más tolerante. Las mujeres adictas con hijos no suelen pedir ayuda por miedo al rechazo y al abandono, o bien a las etiquetas que la familia y personas cercanas puedan ponerles como la de “mala madre”.
Es una realidad que el doble estigma hacia a las mujeres existe, que este mismo está repercutiendo en la aceptación del problema y en la necesidad de pedir ayuda para poder superarlo; lo mejor es que, como toda persona adicta, se le brinde el apoyo psicológico y emocional necesario para poder afrontar la adicción a tiempo.
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